Entrevista a López Espí en "El Rincón del Taradete

-Cuando empezamos a leer cómics de niño buscamos grandes héroes y aventuras o también mucho humor. ¿Cuáles fueron tus héroes de joven con los que te iniciaste en la lectura?
En aquella época teníamos a Superman, el Flash Gordon de Alex Raymond, y continuado por Dan Barry con bastante aceptación aquí. Eran tiras de prensa que luego se publicaban en formato tebeo. Luego también teníamos a Johnny Hazard de Frank Robbins, que prácticamente el mundo lo tiene olvidado. Este último era muy polifacético en cuanto a historias: detectivescas, militares. El típico súper héroe de aquellas épocas.

-¿Qué dibujantes admirabas de aquella época? ¿Cuáles fueron tus primeros referentes?
Frank Robbins como he dicho. Milton Canniff era alguien que teníamos muy a mano para ir copiando un poco, los estilos, las formas, soluciones de sombras, tratados de ropa y demás. Y sobretodo Alex Raymond. Este podría decirse que ha sido el maestro de mi época del que todos copiábamos en varios aspectos: solucionar arrugas, tratados, como resolvías el pincel...


-¿A que edad empezaste a darte cuenta que dibujar te gustaba?
Prácticamente toda mi vida. Recuerdo que de niño ya me pedían dibujitos porque todos quedaban admirados de lo bien que decían ellos que me salían. Yo en aquel momento era incapaz de entender si estaban bien o mal, pero sí que los hacia con mucho placer y mucho gozo. Aunque hasta cierto punto uno puede saber que no lo ha hecho bien. También copiaba los dibujos de Disney. Te hablo de cuando tenía seis o siete años.

-De hecho en el colegio algún profesor ya se había aprovechado de tu gracia para dibujar... ¿No?
A los 12 años un profesor me pidió a modo de película una tira en un rollo de papel en formato vertical. Eran secuencias creo que de Bambi. Muchas estampas para su hijita. En lugar de estudiar, le hacia los dibujitos. Yo encantado de la vida porque no me gustaba estudiar, pero no era lo apropiado.

-Hiciste algunos carteles para fiestas. ¿Tus padres te apoyaban en esta afición que podía ser tu futuro?
Sí, mi padre me apoyó. Él era aficionado al ciclismo y ahí se hacían carteles para "la Fiesta del Pedal". Por su vinculación en la peña ciclista en la que estaba, trató de introducir mi obra para que saliera premiado algún cartel y me lo publicaran. Claro que ni remotamente esto podría llegar a ser así pero bueno la afición y la ilusión estaban ahí metidas. Me apoyaba en el sentido de su visión, supervisarme y demás, porque el que tenía la habilidad de dibujar era solo yo. Tendría 13 años. Era a principios de los cincuenta.

-Animado recorriste varias Editoriales como Bruguera para ver si aceptaban tus trabajos. No fue bien, pero por una casualidad de la vida conoces a Jordi Macabich (dibujante de el Inspector Dan y fundador a posteriori de la Agencia Bardon Art). Siempre fuiste muy autodidacta ¿Los primeros consejos profesionales partieron de el?
Vivíamos relativamente cerca. Él me abrió la puerta para que yo, viendo al dibujante, viera que lo que perseguía no era una quimera. Era algo factible, tangible. Lo puedo realizar con los años. Esa ilusión la podía canalizar ya. Había alguien que yo estaba viendo como dibujaba y decía ¡caray! yo querría dibujar así.
Él me enseñó que tipos de pinceles usaba. Casi todos se los recortaba y preparaba. Yo jamás he conseguido hacer esto, he tenido que usar los pinceles nuevos y cuando se me han hecho viejos los he tenido que cambiar. Él los aprovechaba de maravilla. Eran formas de trabajar.
Recuerdo que me regaló un dibujito a pincel que no hizo servir y la verdad es que ahora no se donde para, pero lo tuve durante muchos años en mi mesa, siempre mirándolo para ver esa frescura del pincel cuando es un original. Esto me ayudo mucho a llegar a penetrar en ese efecto de lo que es el trazado y demás. Ya ves, un dibujito simplemente, pero para mí era un plato diario.

-Más tarde conoces a Tunet Vila. Los lectores de los cómics Vértice recuerdan a este dibujante sobretodo por su personaje Tumbita.
Jordi Macabich me dio la opción de conocer a Tunet Vila. Con él ya hice trabajos. Me tenía de ayudante, no cobraba nada pero entraba en la dinámica de empezar hacer trazados, rellenos y demás.
Decirte que el personaje con el que yo conocí a Tunet Vila no fue Tumbita. El personaje con el que era conocidísimo en el ámbito del tebeo y del humor era Pito el soldado pequeñito. Era muy gracioso y se publicó en el suplemento de "La Prensa" llamado "A todo color"

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Almanaque Picolin
Tunet ya se encargaba del suplemento "A todo color" de La Prensa y ahí es donde puede decirse que publicas tu primer trabajo: una tira cómica. ¿Fue uno de tus momentos más gratificantes?

En esta situación vocacional no hay autor que no haya pasado por la publicación del primer dibujo. Es algo indescriptible. Te miras el dibujo una vez publicado, lo remiras, y lo vuelves a mirar. La ilusión satisfecha de ver esa obra insignificante te llena tanto que ya abrazas la profesión. Es como decir ya estoy consagrado, pero sin haber llegado a ser profesional auténtico. La ilusión comienza a tomar base y a consolidarse ahí, en esos primeros trabajos.
Decirte que en el suplemento de "La Prensa", "A todo color", estaba José Toutain con su personaje "Silvia Millones". A él le ayude algo en este cómic ya en los últimos tramos del mantenimiento de este suplemento. Toño Bernal publicaba también ahí Raf McLane. Yo lo que hacía era una tira cómica y un chistecito.

-En 1953 inicias tu carrera profesional en editoriales como Símbolo. ¿De que trabajos se trataba?
Tunet Vila me presento a la editorial. Era en el almanaque Picolín que luego sacó una serie de tebeos. Se llamaban Disco. La cubierta era una bandera americana con una serie de circulitos dentro de los cuales había el retrato de los personajes del interior. Participábamos varios dibujantes, yo era uno de ellos. Hacía dos o tres páginas como mucho. Por cierto las pagaban a 60 pts de entonces por página, pero esto ya era un buen impulso. Era una situación de años de posguerra que todavía se dejaban notar y mis padres necesitaban ayuda. Con esto pude ayudarles, comprar materiales y ya no paré. Fue una cadena de sucesión de demanda de dibujos. Me tenía que presentar yo por supuesto, no tenía firma conocida ni mucho menos. ¡Que más hubiese querido yo! Eran los principios.

-¿Durante un tiempo también entintas los fondos de los dibujos de Francisco Hidalgo?
Más que entintar lo que hacía era hacerle el lápiz. Los fondos y esas cosas las preparaba yo y luego él se lo hacía todo. Yo solamente intervenía para ir dándole material hecho y tiempo ganado. Si algo no le gustaba, pues no lo entintaba y ya está.

-Dibujas tiras de prensa, e incluso retratos a pluma de concejales y periodistas en diarios. ¿Te gustaba hacer retratos o te resultaba complicado?
Era retratos serios hechos a pluma. No eran caricaturas. De una fotografía sacaba el retrato traducido a pluma, limpiando las sombras, simplemente a línea...
Nunca he tenido gracia para las caricaturas. Se como se hacen, el arte que se usa en ese estilo, pero yo soy incapaz de descubrir la exageración que se hacen en las deformidades de cada fisonomía. No tengo gracia para esto.

-En 1954 Josep Toutain recluta a un nutrido grupo de dibujantes y con el tiempo fundará una de las agencias más importantes de España: Selecciones Ilustradas.
Cuando hacía los retratos para la prensa fue a través de Selecciones Ilustradas pero aún no tenía establecido este nombre. Yo fui el primero que estuve con Toutain. Luego intervinieron otros como José Maria Miralles, Manuel Brea...
El primer contrato como agencia fue con Francia. Se hicieron series como Fulgor, que era de un cosaco y sobretodo de western. Eran producciones contratadas directamente por editoriales y eran tipo bolsilibro con dibujos sencillos. Todos hicimos tebeos de este tipo.

-¿En la agencia trabajabais codo a codo? ¿A veces uno dibujaba y el otro entintaba...?
Sólo en los inicios cuando aun no tenía el nombre de Selecciones Ilustradas unos hacían el lápiz y otros entintaban. Un poco como Marvel. Yo para bien o para mal he sabido hacer las dos cosas. En esta época me ajustaba al entintado dado que otros no sabían. Luego ya prácticamente cada uno hacía lo suyo.
En el tema Valentine que era el romántico, lo hacíamos todo cada uno porque era un poquito ya la responsabilidad de la firma, de hacerte un nombre.
Se realizaban historietas de todo tipo: Oeste, romance, ciencia ficción, guerra... en su mayoría para el extranjero. Háblanos un poco de tus series.
Toutain impulsó una especie de sindicato. Él encargaba trabajo para no tenernos parados que luego probablemente podría vender en el extranjero o incluso aquí. De esta manera hicimos "Policía del Espacio". Era sindicación en la manera que se iban a vender los derechos. La creación era nuestra. De esta forma también nace "Rifle". Un personaje que creamos Toutain y yo. Creo recordar que la idea fue suya, pero la contrastamos y pulimos los dos. Yo hacia el dibujo. Era un vaquero viudo que iba siempre con su hijita y siempre usaba el rifle nunca la pistola. El héroe americano del oeste. Se desarrollaban historias muy ingeniosas porque Toutain tenía muy buenas ideas como guionista.
Después ya empezamos a trabajar para Inglaterra. Cogimos más fuerza y con el tercer cambio de ubicación de la sede ya en la Diagonal de Barcelona nos establecimos como Selecciones Ilustradas (S.I). Fue antes de ir yo al Servicio Militar, aproximadamente por 1958. Ya había dibujantes como Fernando Fernández, Florencio Clavé, Francisco Cueto, Javier Puerto, Daniel García, Félix Mas. Una plantilla con mucha fuerza.

-¿Qué genero te gustaba más? ¿Cuál te era más complicado?
Yo era muy aficionado al western: los vaqueros, los caballos, los duelos... y hacia varias series del genero: Rex Raven, Bill McGregor, Rifle..
Acostumbrado a las aventuras del oeste pasar a temas románticos la verdad es que para mí era una locura. No era el más indicado para el tema femenino, pero esforzándome, poco a poco, y entre medio de otros, mi obra entró perfectamente. Longaron y Badía Camps eran los que prácticamente nos marcaron el estilo para afrontar estos trabajos. Nos guiamos un poquito de ellos en su creatividad.

Long Bow con portadas de Espí fueron comercializadas en el año 1962 y el personaje del oeste Billy MacGregor. Era material de sindicación con venta de derechos. Lo financiaba Toutain. Se pagaba una vez al autor y él editor lo vendía varias veces pero ya no se le pagaba nada más al autor. Toutain invertía en trabajos de sindicación. Un ejemplo Billy MacGregor también se publicó en revistas de comics como Dakota


-Según una reciente entrevista a Josep Maria Beà en Mondo Bruto muchos de esos tebeos, como los de romance, estaban ambientados en Londres y no teníais un buen archivo de imágenes por lo que os salían unos vestidos, interiores, calles y detalles muy españoles...
Anécdotas hay muchas. Había archivos sobre temas puntuales. Todos los dibujantes siempre hemos tenido archivos a mano recortando fotografías de revistas o comprando libros. He procurado tener un archivo al que recurrir en momentos de duda. Si has de dibujar un animal que puedas poner detalles de cómo es realmente. En relación a la vestimenta lo único que se tenía presente es que estaban más avanzados que nosotros en la moda y forma de vestir. En el momento que fue más fácil viajar y hubo más apertura hacia el extranjero, sin los problemas de antes tanto en sentido económico como de control, algunos compañeros míos hicieron escapadas a Londres y Paris. Al volver comentaban, por ejemplo, como iban vestidas las chicas. Empezamos a ir al Mercado de San Antonio a comprar revistas francesas como "Confidence". Fuimos adquiriendo cierta documentación de cómo eran las maneras de vivir. Inglaterra, Francia eran comunidades muy abiertas, pocas diferencias habían. Era España la que estaba retrograda totalmente.

-¿Os disfrazabais de vaquero para los cómics del Oeste?

Exacto. Había mucho trabajo de western. Tenía una dinámica muy aceptable en expresión de dibujo. Comencé a hacer pinitos para portadas y empezó la afición de hacer nuestras propias fotografías para tener aquellos enfoques para las cubiertas y los cómics. Aunque en el cómic lo hacíamos mucho de inventiva. Yo funcionaba así. Muy creativo, hábil y ágil en las ideas de colocar, de interpretar las viñetas... La rapidez era un factor importante. Era algo innato leía el guión y automáticamente imaginaba los enfoques sin repetirlos. Era una cosa natural. De esto empezó a entrar el reconocimiento de mis compañeros de que tenía buena obra.
-En esas cuatro paredes se encontraban los hoy ya respetados autores del 9º arte como Carlos Giménez, Fernando Fernández, Jordi Longaron, Luis Bermejo, José Ortiz... Muchos hombres juntos y revolucionados.


Todos no trabajábamos allí. Longaron trabaja desde su estudio. Otros desde Madrid, como Víctor de la Fuente, y Juan Abellán que era especialista en aviones y se hacia sus propias maquetas, Ortiz creo que también desde Madrid. Hubo un periodo en que yo estuve en el Servicio Militar. Sólo pernoctaba fines de semana y algún permiso y no coincidía con ellos. Había un grupo variopinto de artistas. Te puedo citar a Enric Montserrat, Petronio, Carlos Prunés, Josep María Beà, Ramón Escolano, Daniel García... Algunos sí que fuimos compañeros de mesa.

-¿Qué te parece la trayectoria de Carlos Giménez? ¿Se aproxima a la realidad el cómic "Los Profesionales" basado en la agencia Selecciones Ilustradas?
Esta es la etapa que yo no estuve. Creo que cuando dejé S.I, entró Carlos Giménez. No tengo en mente haber trabajado con él. Carlos Giménez se basaría en sus contemporáneos de allí.

-Según "Los Profesionales" un tal "Santi Sánchez" porque todos los dibujantes están con seudónimo, "le hubiera gustado tener la cara como la de todos los chicos que salían en la revista guapos del Mundo". En otra historieta con la ayuda de su padre y su hermano construye un mini coche descapotable bautizado como Mustang. ¿Tan alocados erais en los sesenta...?

Todo esto fue mucho antes que el estuviera en Selecciones. Me han hablado de este cómic pero no lo he leído. Seguramente alguien se lo contaría.

-¿De verdad construiste un coche?
Mi padre era un buen mecánico y tenía esa ilusión. El gobierno no daba permisos, pero sabía los términos y condiciones en que la delegación de industria permitía hasta ciertas medidas y tal. Consiguió los permisos. Yo trabajando y dibujando le aporte el dinero. Porque tenía que pagar a planchistas para la carrocería y demás. El motor era el de un Biscuter que era un coche como una zapatilla de color plata. Las ruedas del tipo Isocarro que entonces se usaban para triciclos. Fue un compendio de varias piezas. Era hasta descapotable aunque manualmente. Tipo deportivo, pero claro, en un coche que no media más de tres metros. De color rojo.